Eran cerca de la 01:30 de la madrugada cuando José Wilson sintió un estruendo en el techo de su casa. Luego, algo muy fuerte lo golpeó y finalmente sintió que le quemaba. Todo ocurrió mientras dormía junto a su esposa y sus dos hijos.
Residentes de Maraya, en Pereira, aseguran que con la llegada de la temporada decembrina también comienzan las fiestas, pero algunas personas acostumbran a hacer tiros al aire y, en medio de esa euforia, casi ocurre una tragedia.
“Siento un golpe en mi cuerpo. Entonces yo me paré en medio de la oscuridad y dije: hijo e’ pucha. Mi esposa me preguntó qué pasó. Y le contesté. No sé, alguien me pegó algo, me tiraron algo y estaba caliente”, contó a Noticias360 Digital.
Prendió la luz y al mirarse al espejo tenía una marca roja en el cuerpo, como si efectivamente lo hubiesen golpeado, pero estaba confundido. No sabía que era.
Sin embargo, al mirar al techo notaron que había un hueco, pero no encontraron nada en la habitación. Finalmente decidieron acostarse nuevamente y al siguiente día llamaron a la persona encargada de mantenimiento para que revisara.
Ya con la claridad del día encontraron una bala. “Fue una sorpresa”, dijo el afectado. Afortunadamente, el proyectil ya no estaba caliente; además, al impactar con el techo perdió fuerza y luego la otra superficie lo frenó un poco. “Sino el cuento sería otro en este momento”, agregó.
José Wilson contó que junto a él y su esposa duermen su hija y su hijo, de nueve y cinco años. “Digamos que soy un bendecido porque no pasó a mayores. Siento dolor en este momento, pero el proyectil no me perforó. Ni le cayó a mis hijos”.
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