El padre Darío Valencia no había recibido dinero de la venta de la camioneta

In Judicial
mayo 25, 2024

Hoy se cumplen 30 días de la desaparición del sacerdote Darío Valencia Uribe, visto por última vez en Pereira el pasado 25 de abril de este año. José Norbey Gutiérrez, amigo del padre desde hace varios años, habló con Noticias360 Digital sobre varios detalles que hasta el momento eran desconocidos sobre este caso.

El día que desapareció el religioso, según el relato, había quedado en encontrarse con un hombre que para él era una persona muy conocida y cuyo nombre se filtró desde el segundo día del suceso: Julián Eduardo Cifuentes.

Fuentes oficiales aseguraban que, el 24 de abril, el hombre que trabajaba en una estación de gasolina de Pereira, le había comprado una camioneta Subarú al padre Darío Valencia por unos 100 millones de pesos. Sin embargo, Gutiérrez asegura que ese dinero nunca llegó a la cuenta bancaria del sacerdote.

Julián Eduardo Cifuentes es el principal sospechoso de la desaparición del sacerdote

El padre sí tenía una urgencia económica, según Gutiérrez, pero por la necesidad de pagar la camioneta Nissan Frontier en la que fue visto por última vez. Ese vehículo era de un amigo de Valencia, quien se la habría entregado un mes y medio atrás, debido a que el sacerdote necesitaba una camioneta de esas características.

“Se han dicho muchas cosas sobre el padre que no son ciertas”, asegura Norbey. Una de ellas, según, es que el padre no tenía dos camionetas. Así como tampoco es cierto que tenía 100 millones de pesos en su apartamento.

Tampoco tenía deudas económicas y la única necesidad era vender la camioneta Subarú para pagar el vehículo Nissan Frontier que le habían entregado unos 45 días atrás.

La camioneta Nissan Frontier fallada en un lavadero de autos en Viterbo

“Aquí lo único que sabemos, es que este señor Cifuentes, sí está involucrado en la desaparición forzada del padre de Darío. Nosotros, los ciudadanos, lo único que le pedimos a esta persona es que nos diga dónde lo tienen”, dijo.

Sobre Julián Eduardo, según información oficial, se sabe que aún se encuentra en Francia y aseguran que está detenido mientras avanza el proceso de extradición hacia Colombia, oaay que responda por el delito de desaparición forzada.

José Norbey asegura que estos 30 días han sido una tortura para las personas que quieren al sacerdote, debido a que es poca la información que han entregado desde la fiscalía sobre el avance de la investigación.

“Por ejemplo, ese señor no pudo haber actuado solo. De hecho, en el lavadero de autos donde se encontró la camioneta, dijeron que había dos personas. Para someter al padre, de la manera que lo hicieron, necesitaban a un acompañante”, aseguró.

Esta misma semana, ciudadanos, feligreses y amigos del padre Darío iniciaron una nueva campaña con microperforados en vehículos para difundir la fotografía y así tratar de encontrar alguna pista que los lleve hacia su paradero.