Hasta ocho años podría pagar el adolescente que mató a su compañero de clases en un colegio de Pereira

In Eje Cafetero, Judicial
febrero 28, 2024

El incidente escolar que conmovió a la comunidad pereirana el paso fin de semana, elevó el  debate sobre la seguridad y responsabilidad en la educación. El abogado Renato Marín dijo que el menor podría ser condenado a ocho años por este delito. Es la máxima condena para un adolescente por homicidio agravado.  

Con esta explicación, se sabe que el presunto homicida de Juan Esteban Guerrero, podría pasar hasta menos tiempo en el centro de reeducación. Claro que es un proceso que apenas inicia y, en el que, el supuesto agresor negó el delito en su primera audiencia.

A este punto, la discusión se centra en la duración y consecuencias de los procesos legales para menores en el sistema judicial colombiano. El joven agresor ya fue enviado a un centro de reeducación juvenil, pero hay quienes difieren de la pena que podría recibir.

Las diferentes opiniones sobre el tiempo que el menor pasará bajo custodia y las posibles secuelas legales después de cumplir una condena de hasta ocho años han generado interrogantes.

“Deberían condenarlo como a un adulto, porque lo que cometió fue un delito de mayor de edad”, comentó un ciudadano en redes sociales.

Frente a este contexto, al abogado reveló que lo primero es que al agresor, al completar su condena, no tendrá antecedentes penales. “Esta situación pone de manifiesto la complejidad de abordar la intolerancia y la falta de supervisión parental en las comunidades”.

Para Marín, este incidente refleja una realidad preocupante en nuestra sociedad, donde la violencia entre jóvenes y la negligencia parental son cada vez más comunes.

Señaló que las demandas de seguridad en las escuelas incluyen la solicitud de intervención policial y la revisión de pertenencias de los estudiantes, pero esto plantea un desafío adicional en cuanto a los derechos individuales y la responsabilidad de las autoridades educativas.

“Es evidente que las restricciones legales y el enfoque en la protección de los derechos de los menores a veces pueden resultar insuficientes. Casos como el reciente, resaltan la necesidad de una regulación más efectiva y una supervisión adecuada en entornos educativos”, agregó.