La esencia de la Navidad. La que alguna vez se centraba en la unión familiar y las tradiciones arraigadas, parece experimentar una transformación marcada en la sociedad actual, pero bajo el impacto de una comercialización desenfrenada.
Las costumbres navideñas que antes definían la temporada han ido desapareciendo gradualmente. En el pasado, solía ser mucho más que una temporada de compras sin control, a veces hasta desesperadas.
La gente solía compartir momentos significativos con sus seres queridos, y las festividades se vivían con un sentido más profundo de conexión familiar. Sin embargo, hoy en día, la temporada se convirtió en símbolo de gastos, de consumo, donde la prioridad recae en las compras.
Antes del auge de las tiendas y las ofertas, la familia se reunía desde el 16 de diciembre en hogares para rezar la novena, una tradición que, con el tiempo, ha perdido su prominencia.
“Muchas familias ya no practican esta costumbre, y la agitación de la vida moderna, con familiares dispersos en diferentes países, ha contribuido a que estas reuniones se vuelvan cada vez más escasas”, comenta Lina Cano, una pereirana que extraña las viejas costumbres.
Laura Ramírez, otra de las ciudadanas con las que consultamos, reflexionó sobre cómo las festividades han cambiado con las generaciones que ya no están presentes.
Recordó el tiempo en que su abuelo disfrazaba a todos los nietos como personajes del pesebre y rezaban la novena, una experiencia que ella considera más hermosa y significativa que las celebraciones actuales.
Otras tradiciones, como el canto de villancicos, también han perdido su lugar en las festividades. En tiempos de antaño, coros se aventuraban por los barrios, llenando el aire con melodías. Pero, este rito también se ha visto eclipsado por la rapidez de la vida moderna y nuevas formas de entretenimiento.
La cocina compartida y la preparación conjunta de la cena navideña eran momentos especiales para muchas familias, marcando el inicio oficial de la noche buena alrededor del 22 de diciembre.
Esta y otras tradiciones se han ido diluyendo a medida que la comodidad de las cenas preenvasadas y las demandas laborales extensas han alterado la forma en que se vive la Navidad en muchos hogares. En este contexto de cambio, surge una pregunta ¿acaso la comercialización desenfrenada de la temporada decembrina se robó algo más que nuestras billeteras? Llevándose consigo las tradiciones y hasta, tal vez, el verdadero significado del espíritu de la navidad.
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