La difícil decisión de Lina Marcela: “El dolor que siento es tan intenso que prefiero la eutanasia”

In Eje Cafetero, Especiales
mayo 23, 2023

Lina Marcela era una mujer feliz, alegre. Orgullosa de su familia, de sus dos hijos y su esposo. Sin embargo, el 28 de agosto de 2018 su vida cambió para siempre. Un accidente, mientras estaba trabajando, la dejó cuadripléjica. Hoy no es ni la sombra de la joven de 28 años que trabajaba para ayudar a su pareja con los gastos del hogar, que sonreía, que tenía proyectos y que jugaba con sus hijos.

Actualmente tiene 34 años y vive postrada en una cama. Un dolor intenso en todo su cuerpo es su único compañero las 24 horas del día. La depresión, la angustia y la ansiedad son verdugos que diariamente la atormentan y que la llevaron a tomar la difícil decisión de solicitar la eutanasia, a pesar de que sigue amando a su esposo y a sus dos pequeños. No es una decisión fácil. Apenas y la consultó con su pareja sentimental y, por supuesto, él evita hablar sobre esos temas.

“Me encontraba en el sector de Coconí haciendo mi labor como reguladora de tránsito, le puse la señal de pare a una camioneta y la que venía adelante paró, pero la que estaba atrás venía con exceso de velocidad”. Mientras cuenta su historia, Lina Marcela llora. Hace una pausa y mira hacia el techo, un horizonte en blanco que se postra frente a ella como un símbolo cruel y desesperanzador.

¿POR QUÉ ESTA DECISIÓN?
Sólo ella sabe lo difícil qué es vivir de esta manera. Cuando tuvo el accidente vivía en el municipio de La Virginia, ahora se mudó a Dosquebradas junto a su esposo y sus dos hijos: una niña de 14 años y un niño de 9. Los ve y lamenta que ya no pueda jugar con ellos; incluso, a veces le hablan y reconoce que ni siquiera los escucha para no pagar la frustración con niños que no tienen la culpa.

Dice que su vida se ha vuelto un martirio por los dolores tan intensos que sufre en todo el cuerpo, día y noche. Pero también hay preocupaciones. Su compañero sentimental trabaja, pero apenas gana un salario mínimo, un sueldo que no alcanza para cubrir todos los gastos en un hogar de cuatro personas, con una mujer discapacitada y que requiere medicamentos, que a veces ni siquiera los puede cubrir la EPS.

“No aguanto, no soporto más el dolor y he sido ignorada medicamente. Cuando voy a una cita, los médicos no me han tenido en cuenta cuando siento mucho dolor. He solicitado pastillas más fuertes. Simplemente dicen que soy adicta a los medicamentos y mi única adicción es tratar de sentirme bien por tanto dolor que siento”, dice la mujer en medio de la impotencia.

QUÉ PASÓ
Lina Marcela dice que el hombre que la atropelló más nunca preguntó por ella. “No le importó. Ni siquiera me llamó para saber si yo necesitaba algo”. Pero hay más en esta historia de lo que se puede contar. Al parecer, el que la arrolló, y cuyo nombre no quiso mencionar, también era discapacitado. Manejaba una camioneta a exceso de velocidad y según la protagonista esa historia, el oficial de tránsito no quiso hacer un croquis del accidente para no perjudicarlo, ya que era una persona de muy bajos recursos económicos.

“Al señor le tocaba tomarse las piernas para poder frenar, él estaba distraído y evitando chocar con otro carro me atropelló a mí”. Ese mismo día, a Lina Marcela la llevaron al hospital a las 09:00 de la mañana, pero apenas a las 07:00 de la noche le suministraron el primer medicamento y eso porque ya no aguantaba el dolor. Lo peor de todo, del supuesto favor que le hicieron al hombre que la atropelló, terminó perjudicándola a ella.

No hay constancia de que el accidente lo sufrió trabajando. Producto de eso, la calificación para poder acceder a una pensión por incapacidad es baja, aun y cuando la ARL le había asignado un puntaje de 66.8. “Con el pasar de los días mi cuerpo se fue quedando paralizado. El dolor es intenso ya nada me sirve para calmarlo. Como estoy no me he provocado vivir, es muy doloroso estar así, sin sonreírle a mis hijos”, contó.

La parte económica también le preocupa. “Mis dos hijos estudian y no puedo ayudarlos. Nosotros vivimos prácticamente de la colaboración de la gente, de lo que muchas personas pueden regalarnos y la verdad eso no es vida”, agregó la mujer. Hoy padece el síndrome de Sudek, una anomalía del sistema nervioso que produce dolor crónico en brazos y piernas. Que generalmente aparece después de una lesión fuerte.

El resto de esta historia ya es conocida. Hace pocos meses, Lina Marcela le envío una carta a la EPS para solicitar la eutanasia, pero aún no ha obtenido respuesta. Confía en que en esta ocasión fallarán a su favor, pero antes era necesario que se conociera su historia y que quedara constancia para que sus hijos y su esposo, al que ella llama “la pareja perfecta”, entiendan por qué tomo esa decisión. A la fecha de hoy, los menores desconocen que su mamá, en los próximos días, podría dejar de acompañarlos.