El aumento salarial no fue suficiente. Un arriendo, el más bajo para un pereirano, está por encima de los 500 mil pesos. La canasta familiar cuesta alrededor del millón 400 y si a esto se le suma el reciente aumento de pasaje s, peajes y de otros productos alimenticios es fácil adivinar que el sueldo mínimo no alcanza para nadie.
En el complejo escenario económico que se avecina para el presente año, el economista Jhonier Cardona ofreció una perspectiva crítica que desentraña las complejidades y posibles impactos de los costos de vida en la capital risaraldense.
Su análisis se centra en examinar la diferencia entre el aumento de salarios propuesto por el gobierno y el incremento de precios en bienes y servicios esenciales, destacando las implicaciones reales para la población colombiana.
Desde la óptica del gobierno nacional actual, se promulgó un incremento salarial del 12.07%, una medida destinada a mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores. No obstante, Cardona argumenta que esta estrategia puede no ser tan efectiva como se plantea inicialmente.
“La discrepancia de casi tres puntos porcentuales entre el aumento salarial y la proyección de inflación del 9.2% plantea un interrogante sobre la verdadera capacidad de compra que ganan los ciudadanos”, dijo.
El economista sugiere que la teoría gubernamental subestima el impacto negativo que podría tener en las empresas, especialmente aquellas que no pueden aumentar sus precios al ritmo de los salarios e inflación. La imposibilidad de trasladar estos costos a los consumidores podría conducir a estrategias empresariales perjudiciales, como el aumento de la informalidad laboral o la reducción en la calidad de los productos para compensar el incremento salarial.
En el caso específico de Pereira, señaló que el aumento significativo en las tarifas de transporte impactará directamente el bolsillo de los ciudadanos. Con el incremento, un pereirano mínimo podría gastar hasta 140,000 pesos al mes solo en pasajes.
A pesar de que el gobierno ha incrementado el subsidio de transporte para quienes ganan un salario mínimo, Cardona sostiene que esta medida podría no ser suficiente para contrarrestar el impacto en el poder adquisitivo de las familias.
El economista también pone de relieve la creciente preferencia por servicios de transporte privado, como taxis, especialmente en distancias cortas, donde puede resultar más rentable y eficiente en términos de costo-beneficio. Este cambio de comportamiento podría afectar la rentabilidad de los conductores de transporte público.
Además, Cardona aborda el inminente aumento en las tarifas de servicios, especialmente la electricidad, que podría experimentar un incremento del 30%. Esto, combinado con el aumento en los costos de arriendos, plantea una presión adicional sobre el presupuesto de las familias colombianas, especialmente aquellas con ingresos mínimos.
En resumen, la perspectiva de inflación para este año en Colombia, según Jhonier Cardona, es matizada. Aunque se proyecta una disminución en el índice de precios, las condiciones específicas de endeudamiento de la población y las alzas en tarifas esenciales pueden contrarrestar cualquier mejora percibida, lo que podría tener consecuencias significativas en la actividad económica de la ciudad.
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