Noticias360 Digital logró dar un vistazo a la inquietante realidad que Pereira esconde tras la red. La misma donde cientos de jóvenes ganan dinero y otros, simplemente son víctimas de extorsión. La era digital está cruzando fronteras de privacidad, que simplemente parecen difuminarse con un clic. Una nueva forma de explotación emerge de manera clandestina y las víctimas son menores de edad.
Según la Personería Municipal de Pereira, durante este año, cinco menores han denunciado ser víctimas de explotación sexual a través del modelaje webcam. El ministerio público encendió las alarmas ante el aumento de esta modalidad, que al parecer está llegando a los colegios.
“En la mayoría de los casos logran captar a los niños y niñas en las instituciones educativas. Comienzan prometiendo ganancias en dinero y cuando ellos ya no quieren seguir los extorsionan, diciéndoles que si no continúan las fotos y videos se harán públicas”, dijo Sandra Lorena Cárdenas, personera de Pereira.
EXPLOTADORES INVISIBLES
Lo que hace que esta forma de explotación sexual en línea sea casi que imperceptible es que algunos de estos estudios, dedicados a captar menores de edad, cambian de residencia constantemente, en medio de un intento por evadir a las autoridades.
“Estos son solo los que se atrevieron a alzar la voz, y advierten que esta dinámica es más común en las instituciones educativas de lo que se podría imaginar”, agregó la Personera.
LOS TESTIMONIOS
Paola es una niña de 16 años, pero también un personaje falso para ocultar la verdadera identidad de la víctima. Este año se graduará de bachiller y al igual que muchas de sus amigas soñaba con un viaje a una isla. Así celebrarían su grado.
Sin embargo, las esperanzas se esfumaron rápidamente entre los altos precios de las agencias de viaje y aerolíneas. No había otra. Buscar un trabajo para ahorrar el dinero y lograr su sueño de adolescente. Por medio de una compañera de clases, presuntamente conoció de una persona que le instalaba una aplicación en su celular para poder hacer contenido web.
La promesa, era que ganaría cerca de $2.000 dólares mensuales. Sin embargo, la esperanza se convirtió en una pesadilla que vivió casi que a la par de su compañera, aunque ambas pudieron salir ilesas.
Paola señaló que todo inició como un juego en una plataforma donde sólo se busca amistad, interactuar con sonrisas y hacer reír a los hombres y mujeres que se conectan a diario. Allí comienza la cerrera, porque los que quieren ver más, pagan más. La joven reveló que para trabajar de esta manera no se requiere sino de un teléfono celular, una buena lencería y tener empatía con la gente. “Mis padres ni se enteraban porque yo me conectaba diariamente entre la 01:00 am y las 05:00 am”, contó la joven.
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